Los domingos están hechos de café
Se rompió la luna de tanto gritar. Se quebró en pedacitos pequeños y luego éstos en otros aún más minúsculos.
Y yo sólo puedo mirar con disimulo las nubes de tus ojos, que me recuerdan donde estás tú y donde estoy yo. Y me baño en ellas.
Te esperé en ese paso de cebra donde sabía que te iba a encontrar. Tú hacia un lado y yo hacia otro.
Cuando nos cruzamos te miro, te estudio, te huelo, cierro los ojos y lloro.
No es justo que me des la espalda así; algún día te daré la vuelta.
Se me lían los pies, se me va el aire, se me para el corazón. Te miro, te miro, te miro. Gírate. Pero parece que no lo digo suficientemente alto.
Saco las manos de los bolsillos para recoger el rastro que me dejas cuando pasas y poder notarlo cuando quiera cruzarme contigo y tú no estés; pero soy incapaz de guardarlo todo porque estoy temblando y no puedo sujetarlo.
Si entorno un poco los ojos, la luna, que no está llena hoy, se parece sospechosamente a una piruleta de limón; y el cielo es del color de las hormigas...
La luna siempre me ha obsesionado de manera un poco rara, aunque puede que eso sea algo bastante universal. Me pasa lo mismo con el sol.
Catalina la luna, la luna, la luna. La luna ya no me soporta; no quiere tomar café conmigo. Yo le saco la lengua y me marcho. Ella se lo pierde.
Y yo sólo puedo mirar con disimulo las nubes de tus ojos, que me recuerdan donde estás tú y donde estoy yo. Y me baño en ellas.
Te esperé en ese paso de cebra donde sabía que te iba a encontrar. Tú hacia un lado y yo hacia otro.
Cuando nos cruzamos te miro, te estudio, te huelo, cierro los ojos y lloro.
No es justo que me des la espalda así; algún día te daré la vuelta.
Se me lían los pies, se me va el aire, se me para el corazón. Te miro, te miro, te miro. Gírate. Pero parece que no lo digo suficientemente alto.
Saco las manos de los bolsillos para recoger el rastro que me dejas cuando pasas y poder notarlo cuando quiera cruzarme contigo y tú no estés; pero soy incapaz de guardarlo todo porque estoy temblando y no puedo sujetarlo.
Si entorno un poco los ojos, la luna, que no está llena hoy, se parece sospechosamente a una piruleta de limón; y el cielo es del color de las hormigas...
La luna siempre me ha obsesionado de manera un poco rara, aunque puede que eso sea algo bastante universal. Me pasa lo mismo con el sol.
Catalina la luna, la luna, la luna. La luna ya no me soporta; no quiere tomar café conmigo. Yo le saco la lengua y me marcho. Ella se lo pierde.
4 comentarios
Chane -
Úrsula -
me acorde de tu post con lo bonito q estaba el cielo...
Marquee_Moon -
-¡ya sé que no!-
más flores al azar
pero así soy feliz.
Úrsula -